En agosto de 2013, el Gobierno de Aragón reconocía al Dance de Sena con la distinción de Fiesta de Interés Turístico de Aragón, por su valor cultural, etnográfico, histórico y musical.
El Dance es el elemento central de las fiestas patronales, acompañando la procesión con su pasacalles; y con su actuación en la plaza después de la misa los días de los patronos (el día del Ángel Custodio y la Virgen del Rosario) en la que los danzantes recitan sus loas, motadas o dichos sobre ellos mismos y sobre los vecinos del pueblo. Además, se representa una lucha dialogada y danzada entre moros y cristianos que concluye con la victoria de los segundos, gracias a la intervención divina. Todo ello, intercalando diferentes mudanzas, bailadas al son de la gaita de boto aragonesa.
Uno de los aspectos más importantes de este dance es la conservación íntegra de todos los elementos y personajes, algo casi único en Aragón: las mudanzas (piezas musicales ejecutadas al son de la gaita, con palos y espadas); saludo en verso de los danzantes a los santos patronos; coloquio entre mayoral y rabadán, así como entre general turco y cristiano; conversación entre el general turco y sus tropas; enfrentamiento entre ángel y diablo; dichos y motadas (repaso de los acontecimientos más destacados del año en la vida del pueblo y de la de los danzantes, respectivamente) y rueda de los volantes.
Esto es posible gracias a la representación de todos los personajes: mayoral, general cristiano, general turco, rabadán, ángel, demonio, danzantes, volantes y el gaitero. Cada papel viste su propio traje: el de danzante, basado en la indumentaria de labradores y pastores del mundo rural aragonés; los volantes, con enaguas y camisas blancas (remarcando su situación de infante); mayoral y rabadán vestidos como pastores, (como los danzantes, más fajín y chaleco).
Cada diálogo y escena responde a una representación de la sociedad aragonesa tradicional: las danzas agrícolas; la lucha entre el bien y el mal, encarnada en el ángel y el diablo y en la lucha entre moros y cristianos; y el paso generacional, reflejado en los diálogos entre el mayoral (la voz de la experiencia) y el rebadán (la juventud). Además, el dance de Sena es una representación muy completa y rica en su aspecto musical, gracias a la presencia de la gaita de boto aragonesa.
Para Manuel Benito, “el dance es uno de los elementos más característicos del teatro popular, y su desarrollo es coetáneo al teatro culto que surge a finales del siglo XVI, alcanzando su apogeo en el XVII”.